Proyecto de ley "40 horas": ¿una mejora a la productividad nacional?

El proyecto de ley que “Modifica el Código del Trabajo con el objeto de reducir la jornada laboral” para todos los trabajadores del país continúa su tramitación legislativa, habiéndose presentado nuevas indicaciones durante el mes de agosto que abren camino a una regulación e impacto mayor al que se pensaba en un comienzo.

La implementación del nuevo régimen sería progresiva hasta llegar a las 40 horas laborales, las cuales se distribuirían en 8 horas diarias en jornadas de 5 días, o en 6 horas y 40 minutos en jornadas de 6 días a la semana.

Además, el proyecto consideraría precisar la norma del artículo 28 del Código del Trabajo, el cual establece que el máximo semanal no podrá distribuirse en más de seis ni en menos de cinco días a la semana.

En Chile, por ejemplo, se trabajan en promedio 138 horas más al año en comparación con otros países de la OCDE[1]. Sin embargo, no es cierto afirmar que somos uno de los países que más horas trabaja. En efecto, Chile ocuparía el octavo lugar de la lista. De acuerdo al mismo estudio, la relación tampoco sería proporcional al nivel de desarrollo del país, lo que implicaría que los países más desarrollados no trabajan necesariamente menos horas. 

Cabe hacer presente que, dentro del marco del debate nacional, sí se ha revisado la relación entre las horas de trabajo y la productividad. Según el Informe Anual de 2021 de la Comisión Nacional de Productividad, la productividad en Chile mostró una preocupante desaceleración desde el año 2000. 

Por supuesto, el proyecto de ley no entrará en vigencia de forma inmediata, sino que será obligatorio para todas las empresas luego de 12 meses de su publicación en el Diario Oficial. No obstante, también tendría una vigencia diferida según el volumen de venta de las empresas. Así, aquéllas cuyos ingresos anuales no excedan las 75.000 UF estarán facultadas para reducir la jornada ordinaria máxima semanal de forma gradual. 

Para éstas, se iniciará en 44 horas semanales y, posteriormente, se irá disminuyendo una hora por año, hasta 40 horas semanales. De esta forma, tendrán un tiempo de hasta 5 años para ajustar los tiempos a la nueva jornada laboral de 40 horas. 

Con esto, se proyecta que las empresas busquen la automatización de los procesos productivos, promoviendo que la jornada laboral sea más útil, lo cual puede lograrse a través de, por ejemplo, la implementación de nuevas tecnologías y/o modalidades de trabajo. Asimismo, la reducción de jornada no traerá necesariamente un aumento de la productividad laboral, pero sí puede configurarse como un potenciador de la calidad del mismo. 

Finalmente, con las nuevas indicaciones se ha concretizado el eventual efecto que podría tener este proyecto de ley en aspectos tan trascendentales en las empresas, como son las jornadas excepcionales que, inevitablemente, tendrán que adecuarse a la nueva normativa, una vez que venzan las actualmente vigentes. 

Esto inexorablemente traerá como consecuencia un encarecimiento de los costos productivos para las empresas, que esperamos no repercuta en la estabilidad laboral de los trabajadores. 

   

[1] OCDE 2020: https://data.oecd.org/emp/hours-worked.htm